Biosfera oceánica, aerosoles y nubes

La vida marina, y en particular el plancton microscópico, influyen en el clima en escalas de tiempo largas y cortas. A largo plazo, intervienen por la configuración de los ciclos biogeoquímicos de elementos esenciales para el funcionamiento del sistema Tierra (C, O, N, P, Si, S, Fe). Mientras que a corto plazo, lo hacen mediante el intercambio de gases activos con el clima y la atmósfera. Especialmente, este artículo se centra en los efectos a corto plazo.

Los océanos influyen en la retención de calor en la atmósfera por el intercambio de gases de efecto invernadero, para regular la fotoquímica atmosférica a través de la emisión de removedores antioxidantes y precursores de radicales, e influir en el balance energético de la atmósfera (y del planeta, por extensión) por medio de la emisión de aerosoles primarios y secundarios que son precursores de nubes. Como ejemplos simbólicos, los océanos representan la mayor fuente natural de azufre troposférico, con importantes consecuencias para el albedo planetario, por que compiten con los continentes como emisores de aerosoles primarios en forma de cristales de sal marina, polímeros orgánicos y microorganismos. Iniciativas internacionales se encuentran en curso para integrar redes globales de datos, junto con la valiosa información registrada por los sensores remotos de los satélites, revelan que la flora marina no sólo influye en las propiedades y el comportamiento de los océanos donde radican, sino que también dejan su huella en el cielo sobre el océano.

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